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Hermeto Pascoal regresa a Colombia

Comentaba con un colega de la radio sobre la visita del gran Hermeto Pascoal (hay que ver este video para medianamente dimensionarlo ¡el grito primigenio, el grito de la parturienta!) y él decía: "sí, pero ojalá traiga otra vez la ponchera y meta su barba en el agua"...porque es el tipo de cosas que suele hacer el 'hermético' don Pascoal.
Al inicio de los años noventa el Teatro Libre lo invito para uno de sus magníficos festivales y es así que un comercial breve pero ágil mostraba al excéntrico cantando dentro de un recipiente transparente con agua. Eran los primeros años de la telefonía celular en el país y Hermeto armonizaba e improvisaba un ringtone: componía un tema, armaba una melodía alrededor de algo simple.
Viendo este material que les propongo, es fácil pensar que la música debe ser justamente esto mismo: un desafuero total, una emoción completa y un paroxismo absoluto. Sin prevenciones. Sin libretos previamente concebidos y muy auténtica como quien da un beso por vez primera y sin preparación.
Por supuesto el caso de Hermeto Pascoal se define en esos linderos de la libre expresión, pero su referente es la concentración continua en los sonidos de la naturaleza y también del mundo posmoderno. Le hemos visto jugando con la 'fresadora' odontológica y otros instrumentos en el consultorio de su dentista, dando alaridos en cuevas o semidesnudo en un lago secreto de dimensiones metafísicas.
Hermeto Pascoal es multi instrumentista por inquietud y disciplina (desde temprano exploró el acordeón y la melódica), improvisador por naturaleza y jazzista de avanzada por un rótulo justo que algunos quisiéramos ponerle. Pero no hay tal. Regresa el maestro a la ciudad.

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